Ábrete y déjate penetrar.
Toda resistencia es inútil.
No existe verdad que no atraviese al hombre.
La hebra del destino conduce necesariamente al vacío.
Nada es imprescindible.
Solo el viento que sopla y despeja el camino,
Desvela el secreto del mensaje.
En el horizonte, la misericordia de las cosas, entrevé el ocaso.
Y un sol naciente perdura en la sonrisa del niño.
En el suspiro de la rosa late el corazón enamorado.
Pero todo se ofusca en la tormenta del tiempo.
Nacemos, morimos.
Nacemos y volvemos a morir.
En el ciclo perpetuo se despliega la verdad del Tao:
El amor es resignación.
Pero toda resignación es renuncia.
En el día de su cumpleaños para mi hijo Javier.