Segunda entrega de fragmentos del Abocador I.
- Recuerda: Allí donde vallas llevas tu conciencia contigo. No trates de ocultarte, pues siempre será el testigo más mordaz de tus actos.
- ¿Porque ese permanente malentendido entre tú y tu sombra?. Cuando ella se alarga tú te empequeñeces y a la inversa.
- Amigo, tú y el Diablo cohabitáis con la misma mujer. Si tú no la atiendes, él la calienta la cama para que otro la ocupe.
- Iba tan ufano con sus espolones ¡Pero resultaba grotesco verle caer a cada paso¡.
- Dios y el Diablo, las dos caras de una misma moneda.
- Se despidió de la vida con resignación. Pero le costó más despedirse de su orgullo.
- El peor enemigo del hombre es su miedo.
- Y se quiso hacer un abanico con retales de la noche.
- Y llevaba su culpa a cuestas como una joroba. Hasta que se hundió bajo el peso de su arrepentimiento.
- Si, al amigo necesitado tiéndele la mano. Pero ábrele también tu bolsillo.
- No desees la mujer ajena si no estás dispuesta a cederle la tuya.
- El hermano de tu hermano eres tú mismo. También el vecino de tu vecino. Obra en consecuencia.
- El pavor anida en los ojos de los vivos; aunque mantenga abiertos los de los muertos.
- Y se presentó ardiendo en su propio infierno.
- Más allá de la gloria está el desván.
- Si Dios es la zarza que arde sin consumirse; entonces, desconoce la segunda ley de la termodinámica.
- Como un toro se enfrentó a su destino, ciego por la cólera en busca de su muerte.
- En la música se recrea la emoción de las pasiones y se congela la pasión de las emociones.
- Soy demasiado fuerte para dejarme arrastrar por la tristeza, por eso reacciono con la cólera.
- Y decidió amar a Dios tanto como a sí mismo y llegó a ser santo.
- Todo hombre que se aprecié lleva un Dios dentro de sí.
- Y Dios se hizo hombre. Y se engendró en tu hermano.
- Ningún hombre necio tiene precio.
- La luz de Dios cegó a los hombres. Por eso él nos mandó a sus lazarillos, los sacerdotes. Pero hubiera sido mejor para nosotros que fuera opaco.
- El hombre solo es libre de aceptar sus cadenas.
- Somos presos de nuestra ignorancia, pero la sabiduría solo nos otorga la libertad condicional.
- Y pensaba en Dios cuando deseaba su cuerpo. Para adorarlo. “El místico de la carne”.
- Para mantener el fuego del infierno se requiere una energía eterna. Esta inmensa fuente de energía solo la puede proporcionar el odio cristiano.
- Es imposible mantener el infierno ardiendo eternamente sin infligir las Leyes de la Termodinámica. Está claro que Dios es un ignorante en cuestiones físicas.
- Las injurias son como los bumerangs, recaen sobre las conciencias de quienes las profirieron.
- Afila tus opiniones cuanto quieras, pero cuida que su corte no se vuelva contra ti.
- ¿Vives como un caracol encerrado en tu miedo y arrastrando tus miserias ?
- Si queréis un secreto, oídme: “Cuando ya no hay fe el único recurso es hacer de agitador”.
- Como Pulgarcito marcaba el camino del cielo con las migajas de su caridad.
- Si quieres saber lo que vales pesa tu alma y multiplícala por su valor.
- Entre carboneros: ¿Que será eso del racismo?
- Y vinieron los sacerdotes y parcelaron el cielo. Y como el negocio era próspero se pusieron además a vender indulgencias.
- Celosos del valor de los ateos se inventaron un juez supremo, para decretar su embargo y ruina eterna.
- Y cuando Mahoma se cansó de ir a las colinas mandó que las excavadoras las allanaran. !Bendito tesón de todos los taumaturgos¡
- Si tu orgullo te precede sé precavido en tus pasos.
- Usaba la cruz como espada. Y como escudo todo un ejército de condenados con penas de excomunión.
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