ECOLOGÍA HUMANA (Reflexión)

La ecología estudia al individuo como unidad básica del ecosistema; pero no como un mero ente metodológico son más realidad que la pura abstracción del pensamiento.

El ser humano es un ente concreto e histórico; existe en un “aquí y un ahora”; ligado a unas circunstancias determinadas que definen su Mundo, con sus usos y sus costumbres. Con ello se contraponen e integran naturaleza y Cultura e Instinto y Conducta.

Pero el hombre vive en un estado de inadecuación perpetúa, no ligado a un hábitat o nicho específico, y en reto permanente con el medio que le agobia y enfrenta. Con ello adquiere su carácter ecuménico y su posicionamiento ubicuo.

Pero no solo habita en un entorno externo, luchando con los elementos (“fuera de sí”), en un entorno que siempre trata de hacer propio. Sino que pervive en una dimensión desconocida, inaccesible, en un hábitat subjetivo, característicamente propio, donde reside “en y para sí”, donde tienen lugar los comportamientos internos, que confluyen en el ensimismamiento, cuyo vórtice central se constituye como “El YO” (el lugar del vértigo personal, allí donde el sujeto se siente aislado, protegido y perplejo.

Así pues:

  • Su carácter de ubicuidad y su posibilidad de ensimismamiento.
  • El uso, la ley, la norma y el libre albedrie.
  • Una amplia libertad de acción y el sentimiento inherente de responsabilidad y la exigencia de salvaguarda de la Ley del equilibrio natural; son las tres características más relevantes del hombre como sujeto y objeto de la ecología humana.