- No existe una diferencia radical entre “conciencia” y “cosa”; porque si la cosa es una entidad constituida para la conciencia; entonces, algo debe de haber de esa constitución que sea próxima a la conciencia para que pueda ser discriminada como tal.¿No será que la conciencia no es, nada más que, un mero espejo y la cosa un reflejo en él?Que se percibe, y quién se percibe es algo subjetivo. Da lo mismo decir que, la cosa se refleja en el espejo; que, el espejo refleja la cosa.
Son las dos caras de una misma moneda. Ambas constituyen la “cosa en sí”. Pues ya se sabe, que, según la física cuántica, el Observador y lo Observado forman una unidad constitutiva; y no es posible lo uno sin lo otro. Pues toda realidad consiste en ser observada; dígase o entiéndase reflejada. Y fuera de este reflejo, “nada existe” y “nada es”. (02-08-2016).
- No hay conciencia sin objeto; ni objeto sin conciencia (02-08-2016).
- ¿Qué hay más allá de la presencia?Si se lo preguntamos a Heidegger, el Dasein.Pero yo contesto: “Más allá del puro darse del ente, por extraño que sea el nombre que le demos, no hay “nada”. Una nada supina, absoluta, total. Una nada no esencializada. Lo que queremos decir con esto es que, solo se trata de una forma radical de decir: “Dejar de menear la perdiz; no juguéis a buscar fantasmas; no sois niños en Halloween, ni asustabobos en la Noche de Malpurgis (03-08-2016).
- Me repugna esta forma de fundamentar la “existencia del Mundo” en la posibilidad del Dasein. Es decir, en la necesidad de un estar ahí consciente o/y autoconsciente.No hay que confundir el “darse a…” o el “hacerse presente a…” de una forma consciente como una condición necesaria del existir. Ya que, basta con “interaccionar con…” o “influir en..”, etc. para que lo que interacciona, influya, se manifieste, o simplemente ocurra, exista.Acomodarnos en la primera postura, me parece un contrasentido hipócrita; ya que esos santurrones de breviario, que tantos alardes hacen de la piedad, la sencillez o la claridad, al oponerse con tal contundencia a cualquier forma de reduccionismo científico, caen en otra forma de reduccionismo más ruin, que disuelve el propio Mundo, en último término, en ese “Yo con alma”, o alma personalizada. ¿Qué sea esa alma, o en que consista ese yo; eso es ya otra cuestión (por supuesto no más clara)? (03-08-20116).