Tercera entrega de fragmentos del Abocador I.
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- El reconocimiento de la culpa redime al transgresor, al convertirle en víctima de su propio acto.
- ¿Quieres saber amigo porque miro tanto al cielo?. Estoy intentando descubrir los insondables misterios del absurdo.
- Si quieres ser perfecto. Ven, deja lo que haces, y sígueme. Le dijo el amo a su perro.
- Si quieres ser perfecto, ejercítate en el dominio de ti mismo, rompe las cadenas que te atan al pasado y elévate por encima del bien y del mal; también de tu propio mal.
- ¿Quién peca más, el que engaña o el que se engaña?
En la mentira siempre existe un poco de compasión, también de desdén.
La compasión es un sentimiento que exalta a quien lo tiene. También es un acto de relación y como tal exige al otro. Un convivir la exaltación del sentimiento con el otro, a cerca del otro.
También el desdén es un acto y un sentimiento relacional, pero no dice nada a favor de quien lo siente y pone de manifiesto el profundo desprecio que siente por sí mismo. Y con ésta recomendación !quien no recela de sí mismo, es un necio.¡ - La filosofía es un veneno. Pero como todos los venenos sirve de antídoto contra las toxinas y las enfermedades del pensamiento.
- Es cierto que nada es cierto. Tampoco esto es cierto. Pues entonces, es cierto que nada es cierto.
- Cada vida es una vela expuesta a la impetuosa y gélida corriente del azar.
- No existe perdón sin reparación de culpa, aunque a veces el castigo asuma la forma de exigencia en el reconocimiento de la maldad.
- Y si no existe la maldad. ¿No será todo castigo una venganza?
- Soñé que mi vida era un sueño, que tenía en otro sueño, que tenía, otro que no era yo.
- El hombre no odia tanto sus miserias cuanto su debilidad que le ha llevado hasta ellas.
- Si quieres conservar tu alma integra, empieza por desembarazarte de todo aquello que te ata y tira de ti amenazando con desintegrarte.
- A veces la benevolencia es la forma de sumisión que el cobarde adopta ante el tirano. Sí, pero también la justificación es una forma de cobardía ante la tiranía de nuestra razón, o de nuestros instintos.
- El súbdito termina encontrando placer humillándose ante el tirano.
- El miedo de la libertad forja las cadenas del esclavo y mantiene en la servidumbre a muchos hombres honrados.
- No fue la lealtad del Cid lo que le impidió ser rey de Valencia; si no las cadenas que su padre había inculcado en su alma: su conciencia de vasallo.
Esto explica que después de su gallardo gesto de exigirle juramento inclinara sus rodillas para ofrecer vasallaje al rey de Castilla.
¡Castellanos¡ éste es el nuevo modelo que os propongo: Permanecer altivos cuando exijáis juramentos, como el Cid.
Pero no rindáis vasallaje a rey alguno, pues cada hombre es su propio soberano. - ¡Oh víctima de ti mismo¡ sensible y sufrido corazón. ¿Por qué encuentras tanto placer en el castigo?
- Y Dios vio que el hombre era demasiado libre y se dijo: «Vamos a buscarle compañera».
- Todo lo que nos limita nos engrandece cuando rompemos los límites. También el transgresor es libre. cuando rompe con las ataduras de la moral, pero no cuando cae en las redes del remordimiento.
- No es la noche la que hace palidecer la débil luz de mis ojos. Es el presentimiento de la inmortalidad, de la espera, para mi alma creyente y ciega cuando le llega su hora
- San francisco Javier quería conquistar el mundo. San Ignacio se lo quitó de la cabeza, pero lo instituyó como precepto tácito cuando fundó la Compañía de Jesús.
- Solchaga, el Santo Tomás de P.E.S.O.E abandonó cuanto tenía para recaudar a los españoles.
- No te asustes amigo si te revelo mi secreto. Hace tiempo que estoy solo y a los solitarios nos gusta revelar nuestros secretos. Cuanto más profundices en ti mismo más difícil te será volver al mundo. A ese mundo que yo he visto reflejado en ése espejo. El mismo en el que a ti te he encontrado reflejado.
- Que los Papas son infalibles lo prueba su inmejorable olfato económico. Acumularon inmensas fortunas, vendiendo parcelas en el cielo.
- La castidad es un procedimiento de castración. Consiste en la mutilación del apéndice sexual del alma.
- La vida es una ilusión. Dijo un iluso a otro.
- Cada vida es como un río solitario que corre hacia el mar de la muerte, dijo el poeta Jorge Manrique.
Pero Heráclito le precisó: «Nunca es el mismo río el que entre dos instantes pasa, pues siempre es distinta el agua».
!Ay la identidad del ser, que se resume en el fluir hacia la eternidad del morir. » Hacia la eternidad del fluir» : Le volvió a decir Heráclito. - El hombre es como un caracol, Pues lleva su conciencia a cuestas.
- Te arrastras como un gusano, babosa infesta del cielo, sanguijuela que te alimentas del dolor de los humanos.
- La verdad siempre permanece al alcance de los necios, por eso solo los sabios son escépticos.
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